Todos hemos oído hablar de alimentos que pueden contener toxinas peligrosas para la salud del consumidor.
Por ejemplo, la salmonella en los huevos, razón por la cual se recomienda no utilizar huevos crudos en la preparación de alimentos.
Algunas afirmaciones de ese tenor son respaldadas por la ciencia y otras no.
Pero, hay algunos componentes que ciertamente pueden ser dañinos, especialmente cuando los alimentos que los contienen son consumidos con frecuencia.
A continuación se enumeran algunos por los que vale la pena preocuparse.