El Océano Austral y el cambio climático

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Desde hace medio siglo, los océanos absorben el cuarenta por ciento de las emisiones de dióxido de carbono y el noventa por ciento del exceso de calor atrapado en la atmósfera.

Pese a ser el cuarto océano en tamaño, el Océano Austral, llamado también Océano Antártico, según descubrimientos recientes es el que más aporta al control del cambio climático.

Este calentamiento del Océano Austral y sus impactos asociados son irreversibles, porque se necesitarán milenios para que el calor atrapado en las profundidades del océano se libere de nuevo a la atmósfera.

Pero el efecto beneficioso para nuestro planeta es relativo.

Cuando las aguas oceánicas absorben mucho calor comienzan a subir los niveles del mar, porque el calor hace que el agua se expanda, con lo cual nuevas zonas en la franja costera quedan cubiertas por las aguas. Este es uno de los perjuicios.

Además, en la zona antártica el riesgo es mayor porque con el calor del agua los hielos comienzan a derretirse y se altera completamente el ecosistema.

El krill, componente fundamental de la alimentación de la fauna marina, una vez que la temperatura del agua se vuelve peligrosa para su supervivencia, comienza a desplazarse hacia zonas más frías y como consecuencia se altera la distribución y la población de los depredadores más grandes, que pierden su alimento.

La mayoría de los océanos devuelven a la atmósfera el calor que absorben rápidamente.

El Océano Austral por sí solo podría representar prácticamente toda la absorción global de calor oceánico, en tanto que las cuencas del Pacífico y del Atlántico pierden el calor recuperado en la atmósfera.

El resultado puede ser alarmante.

Los científicos consideran que el nivel del mar aumentará, los glaciares se derretirán, los ecosistemas se alterarán por el calor y los eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes, si no se consigue controlar a tiempo la emisión de dióxido de carbono.

¿Por qué el Océano Austral absorbe tanto calor?

Si bien son necesarias aún muchas más investigaciones, se puede suponer que el fenómeno obedece a la configuración geográfica de la región.

Los fuertes vientos del oeste que rodean la Antártida ejercen su influencia sobre un océano que no está interrumpido por masas de tierra.

El Océano Antártico, es una zona de formación de masas de agua muy densas (producto de cambios en la temperatura y salinidad) que se sumergen en las profundidades y circulan por el fondo hacia el norte.

Esta circulación a gran escala juega un papel importante en el flujo neto de calor desde las regiones tropicales hacia las polares, así como en la influencia en el clima terrestre, ya que las masas de agua transportan tanto energía (en forma de calor) como materia (sólidos, sustancias disueltas y gases) alrededor del globo.

Las proyecciones científicas, aún las más optimistas, predicen un océano aún más cálido en el futuro.

Si el Océano Antártico continuara absorbiendo calor del ambiente con la intensidad con que lo hace en la actualidad, su contenido de calor podría llegar a ser hasta siete veces mayor.

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