Si es octogenario, caminar diez minutos por día prolonga su vida

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Si de actividad física se trata algo muy importante es adecuar el ejercicio a la edad cronológica, especialmente cuando se trata de personas que nunca han realizado ese tipo de actividades.

Recientes investigaciones han demostrado que los mayores de 85 años pueden prolongar su vida y disfrutarla mejor si realizan caminatas diarias de tan solo diez minutos.

El estudio, presentado en la reunión anual de la Sociedad Europea de Cardiología, investigó la asociación entre el caminar a diario y los riesgos de mortalidad cardiovascular o por cualquier otra patología.

La conclusión fue que una caminata diaria de diez minutos es suficiente para prolongar la longevidad.

El estudio incluyó una población de más de siete mil personas, con una edad promedio de 87 años, y comprobó que las personas que caminaban al menos una hora a la semana tenían un cuarenta por ciento menos de riesgo de mortalidad cardiovascular y por todas las causas.

Cuando las recomendaciones de ejercicio estándar resultan difíciles de cumplir

Las recomendaciones de ejercicio para adultos mayores suelen incluir la práctica diaria de actividad física de intensidad moderada (caminar a paso firme, hacer bicicleta o bailar, por ejemplo) y también la realización de ejercicios con alguna sobrecarga para fortalecer la musculatura, que con el correr de los años se reduce.

Pero a medida que la edad avanza, en la mayoría de los casos la práctica se vuelve dificultosa.

Los adultos mayores que nunca han realizado actividad física o que han pasado los últimos años haciendo vida totalmente sedentaria, deben comenzar a caminar durante períodos breves y en días alternados.

Cómo comenzar

Una manera fácil de comenzar es acompañando a algún familiar en la compra en un negocio de cercanía o bien, si aún conducen, dejar el auto a una distancia prudente del lugar al que deben concurrir.

Una vez cumplido un lapso de una o dos semanas haciendo caminatas de solamente diez minutos (o aún más breves, si experimentan alguna dificultad), a paso de “paseo” pueden, si sienten que están en condiciones, prolongar la caminata unos minutos más o bien realizarla a paso más acelerado.

Lo más importante es la constancia y no la velocidad ni el esfuerzo a realizar.

Para tomar la decisión de empezar a caminar es muy práctico intentar hacerlo en compañía de amigos de la misma edad, o en pareja.

La posibilidad de mantener una charla entretenida y tal vez compartir un té una vez completada la caminata, es muy estimulante, no sólo a nivel físico sino también psicológico.

La mayoría de los ancianos pasan muchas horas solos, y socializar puede ser un poderoso estímulo para el sistema cognitivo.

Además si se establece una rutina para salir con otras personas es más difícil ponerse excusas para no hacerlo.

Y los días en los que, por razones climáticas, por ejemplo, no se puede hacer una caminata en el exterior, siempre queda la posibilidad de realizarla dentro de casa.

Para los que ofrecen mucha resistencia al movimiento y prefieren pasar horas mirando televisión o frente a una computadora, la solución puede ser aprovechar los espacios destinados a la publicidad para levantarse y hacer algún movimiento que active la circulación y mejore no sólo su corazón sino también el cerebro, evitando así enfermedades neurodegenerativas.

A cualquier edad, en cuestiones de ejercicio lo más importante es la frecuencia con la que se lo realiza.

Es más beneficioso caminar todos los días que practicar un deporte los domingos y hacer vida sedentaria el resto de la semana.

En el caso de los adultos mayores la regularidad se vuelve fundamental.

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